
Las bebidas azucaradas parecen estar justo ahora en el punto de mira de toda la sociedad. Desde aquí nos gustaría apoyar todas las medidas para restringir su consumo. No olvidemos que son una de las causas fundamentales de la obesidad infantil en todo el mundo.
Ahora que se acerca el verano, corremos el peligro de potenciar el consumo de bebidas azucaradas. Cuando hablamos de bebidas azucaradas, podemos decir que habría dos tipos, las industriales, y las naturales. Las industriales serían todos aquellos refrescos que podemos ver en cualquier supermercado. Por su parte, las naturales son principalmente los zumos, e incluso alguna bebida casera a la que añadimos azúcar.
Si hablamos de las primeras, podemos decir que actualmente se ha empezado a tomar alguna medida que no favorezca su consumo. Me refiero al impuesto sobre bebidas azucaradas que ha entrado en vigor por primera vez en españa en 2017. La comunidad pionera ha sido cataluña, y aunque se ha hablado mucho de los intereses detrás, a nosotros nos parece bien. La pregunta en este caso sería ¿por qué no se apoya esta medida y se secunda en el resto de España?
El problema es que tras leer mucha información al respecto, no es un impuesto muy agresivo. Está centrado en bebidas envasadas que contengan azúcares, pero no incluye por ejemplo los yogures bebidos. Esta bebida tan popular entre los más pequeños también debería tener ese impuesto. Ya hablamos en otro artículo de este blog sobre el poder las grandes marcas de la alimentación. Y se vuelve a demostrar en este caso, que han logrado quedarse fuera de las bebidas señaladas por este nuevo impuesto.
Por otro lado tenemos las bebidas naturales, que aunque sean naturales, no quiere decir que sean saludables. Aquí entrarían todas aquellas bebidas que se hacen con zumos de frutas o concretados, que contienen una alta cantidad de azúcar. Incluso los zumos que preparamos en casa contienen en algunos casos demasiado azúcar. Como menciona @juan_revenga en un artículo de hace un par de años en un diario digital, beber zumo de fruta no equivale a comer fruta.
Es importante tener en cuenta que la hidratación en los menores es un tema crucial en verano. Pero erróneamente no tenemos que pensar que la mejor manera de hidratarlos sea con bebidas refrescantes. La mejor manera, y la más sana de hacerlo es ofrecer agua. Si desde pequeños enseñamos a los niños a beber agua cuando tengan sed, de mayores no recurrirán a ciertas bebidas cuando tengan sed. Incluso aunque las grandes contribuya a crear ese imaginario con sus campañas de publicidad por todas partes.
Yo no recuerdo haber visto este tipo de bebidas en casa cuando era pequeño, y tampoco soy tan mayor. También es cierto que al haber nacido y vivido en un pueblo ayuda de alguna manera a que estas bebidas no estén tan presentes. El caso es que gracias a ello, nunca he tenido la necesidad de tomar una coca-cola o similar a la hora de comer. En cualquier lugar, algo de agua, y puntualmente alguna limonada casera que preparaba mi madre.
¿Y vosotros? ¿Cómo creéis que ha influido vuestra niñez a la hora de ser consumidores de bebidas hoy en día? Seguro que tenéis alguna historia interesante que compartir con nosotros.
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